Panel: Drogas e inclusión social

“Humanizar la política de drogas es humanizar la vida de las personas”

Generar procesos de inclusión que sean reales y sostenibles, producir procesos de integración,  participación social y de reducción de la inequidad, modificar las formas de relacionarse con las drogas, promover un sistema de atención íntegra para consumidores  y  poner en el centro de las políticas públicas a los usuarios, fueron algunas de las conclusiones a las que arribaron funcionarios y especialistas reunidos en el panel Drogas e inclusión social.

 

(Bogotá, 6/12/12)  “Humanizar la política de drogas es humanizar la vida de las personas que usan drogas. Es incluirlas”, consideró Tránsito Ruano, directora de PASSOS, Centro de Capacitación y Educación, de El Salvador, una de las especialistas que participó del Panel Drogas e inclusión social, que se desarrolló en el marco de la IV Conferencia Latinoamericana sobre Políticas de Drogas, que se lleva a cabo en Bogotá, Colombia.

“Las organizaciones de la sociedad civil hemos propuesto procesos encaminados a la capacitación de agentes que permitan una participación en la comunidad. Se establece un proceso a partir de la investigación y acción para un diagnóstico estratégico”, declaró.

En ese sentido, Ruano especificó que si bien “es difícil que la gente ubique a los pandilleros desde una perspectiva humana, es necesario el cambio de la representación de estos espacios de droga y  violencia relacionados con la juventud. Las alternativas tienen que desarrollar espacios de arte, medio ambiente, educación y tratamiento de casos, teniendo en cuenta la existencia de diversas realidades e intereses”.

Procesos de inclusión que sean reales y sostenibles

Otro de los panelistas, Cesare Cattini,  director de la Fundación Social y Formativa “Arca de Noé”, de Colombia, preguntó: “Cómo se pueden generar procesos de inclusión social real y sostenible?” En ese sentido, Cattini resaltó que “la persona debe estar en el centro de cada intervención. Debemos preguntarnos qué es lo mejor para ellos. No juzgarlo y promover la autonomía”.

El director del Arca de Noé remarcó “la falta de un sistema de atención integra para consumidores de drogas” y denunció la “doble moral de la política frente a situaciones de exclusión grave, la creciente precarización de los mercados de trabajo y el desmantelamiento del Estado de Bienestar, una visión neolibreal que define que nuestra única esperanza reside en la propia libertad de los mercados”.

Asimismo, Cattino advirtió que “no puede existir una real y eficaz inclusión social, si no logramos una autonomía socio económica que aporte a un mejoramiento de las condiciones de vida de la persona y minimice el riesgo de recaída para lograr un real mejoramiento de la calidad de vida”.

Y consideró que “el factor determinante para la consecución de un proceso de desarrollo económico incluyente es la participación de los tres sectores sociales: el estado, la economía y la sociedad civil”.

 

¿Cómo trabajar la diversidad de la vulnerabilidad?

A su turno, Javier Sagredo, coordinador del proyecto SAVIA-Drogas de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD/OEA), informó que se encuentran desarrollando un documento de consulta para el desarrollo de una guía de políticas públicas con el principio de que “nadie sobra”. Por eso “hablamos de integración social, porque todo el mundo tiene un rol en la sociedad, todos pertenecemos a ella”, indicó.

El coordinador denunció la “políticas actuales fundamentadas en intuición y percepciones, cruzadas por imaginarios sociales, basadas en el miedo a la sustancia, al que se vincula a ella a la enfermedad, al delito y la violencia, incompletas y mal enfocadas, alejadas de una mirada  integral basada en el desarrollo de las personas y de las comunidades”

Y culminó sosteniendo: “Sin pan, sin trabajo, sin todos, no hay paz, no hay sueños, no hay historia”

No es lo mismo la inclusión que la integración

Por otra parte, Susana Fergusson,  asesora en temas de organización de dispositivos comunitarios en el Ministerio de Salud y Protección Social, de Colombia, invitó a establecer una diferencia: “No es lo mismo la inclusión que la integración”. Y determinó que “el fracaso de la guerra contra las drogas nos abrió a pensar que la abstinencia y la superación del consumo no es la única opción posible. El objetivo no es salirse de las drogas sino cambiar la forma de relacionarse con ellas”.

 “Se necesita garantizar los derechos que permitan pensar en procesos de salida, de incluirse. Nuestras prácticas tienen que apuntar a reducir la inequidad y que haya sostenibilidad de los procesos. Si queremos hacer inclusión social tenemos que trabajar con todos los actores. Nosotros también tenemos un montón de cosas que aprender de la comunidad que tiene mucho para darnos”, determinó.

Fergusson exhorto a “producir procesos de inclusión con participación, donde aprendamos juntos. Esos procesos comunitarios sanan las redes, sanan los vínculos”.

 

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